La lactancia materna y aceptación de
nuevos alimentos.
La lactancia materna facilita la aceptación de nuevos alimentos.
El sabor de la leche materna varía según los alimentos que ingiera la madre y ayuda al bebé a aceptar nuevos sabores y a desarrollar y diversificar su sentido del gusto.
Las frutas y las verduras son los primeros alimentos que prueban los bebés con sabores distintos y más marcados que el gusto neutro de los cereales.
La aceptación de estos alimentos sólidos y de nuevos sabores durante el destete se refuerza por las primeras experiencias que tengan con variedad de sabores, según se aprecia en distintas investigaciones.
Se ha constatado que los lactantes alimentados con leche materna están más dispuestos a aceptar con agrado los alimentos nuevos, en comparación con los lactantes alimentados con fórmula.
Una explicación para este hallazgo es que los bebés alimentados con leche materna están expuestos a una variedad de sabores a través de la propia leche, superior cuanto mayor es la diversificación alimentaria de la madre, mientras que la experiencia de los bebés alimentados con fórmula supone una monotonía de sabores, propia de estos productos infantiles.
Estos conocimientos sugieren la importancia de que la madre varíe al máximo la dieta y no excluya por norma alimentos considerados de sabores muy fuertes, sino que tras consumirlos, se fije en la reacción del bebé: si le disgusta el sabor, le resulta más incómodo de digerir o si, por el contrario, no nota diferencia.
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