sábado, 19 de mayo de 2012




 

Martes 5 de Junio 18:30 hs 
Cómo reducir un 60% la probabilidad de
sufrir un infarto
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Dr. Ricardo Rey 
Nos Mudamos. Mayor amplitud, mejor servicio y renovada tecnología. Entrega de estudios en el día. A partir del 19 de marzo en Blanco Encalada 1525 

Programa de charlas mensuales 

Prevención y cuidados luego de la Angioplastia
Dirigida a Pacientes y familiares 
Taller para dejar de fumar
Taller grupal de hasta 15 participantes Incorporar habitos alimentarios saludables
Plan Progresivo de Descenso de Masa Grasa
 

La charla brindada por el Dra. Judith Zilberman sobrehipertensión arterial ahora disponible online
Estudio Genético de Riesgo 
Genética al Servicio de la Salud Cardiovascular
 
Curiosidades
El optimismo es bueno para el corazón

Aunque muchos estudios han demostrado los efectos negativos que tienen el estrés, la ansiedad o la depresión sobre la salud cardiovascular, poco se sabe de lo que ocurre en el caso contrario. Ahora, un estudio realizado por la Escuela Pública de Salud de Harvard (EEUU) revela que las personas optimistas tienen un corazón más sano.
 
La Hipertensión arterial en el adulto mayor
Un enfermedad silenciosa y frecuente que hoy en día puede controlarse
A partir de los 65 años,  la hipertensión arterial es más frecuente, ya que se presenta en no menos del 60% de esta población, afectando a ambos sexos.
Una característica central es que la elevación de la presión arterial máxima (sistólica), se acompaña de una reducción de la presión arterial mínima (diastólica), de manera que la diferencia entre una y otra aumenta significativamente. Por ejemplo, a los 70 años es frecuente que la persona tenga una presión de 170 /70 milímetros de mercurio (mm Hg), (17 de máxima y 7 de mínima como se dice popularmente). Es interesante que la diferencia entre la máxima y mínima denominada “presión de pulso”, es un importante marcador de riesgo cardiovascular. Todo aumento de la presión máxima se asocia a mayor riesgo, pero en paralelo cuanto más baja sea la presión mínima en el adulto mayor, también aumenta el riesgo cardiovascular.
Por ello, debe entenderse que en estas personas se debe ser cuidadoso al indicar medicación que baje la presión máxima ya que si en forma paralela se reduce mucho la mínima, el beneficio de reducir la máxima puede ser anulado por el perjuicio de alcanzar una mínima muy baja.
Hoy en día se considera como normal una presión arterial máxima menor a 140 mm Hg y una presión arterial mínima menor a 90 mm Hg. Para personas jóvenes la presión óptima es menor a 120/80 mm Hg, pero para personas de más de 80 años se recomienda una presión máxima no mayor a 150 mm Hg con una mínima no menor a 70 mm Hg.
Para tener en cuenta:
La hipertensión arterial no es una enfermedad inocua, ya que luego de varios años sin tratamiento puede producir importantes complicaciones, que pueden ser causa de diversas enfermedades, muchas de ellas invalidantes e incluso fatales.
Las complicaciones más frecuentes e importantes de la hipertensión son:
  • Agrandamiento del corazón,  particularmente engrosamiento de sus paredes    (hipertrofia ventricular), que puede reducir la eficiencia del corazón, generar arritmias y, a largo plazo, conducir a la insuficiencia cardíaca.
  • El corazón pierde capacidad de bombear la sangre que necesita el organismo, el paciente se encuentra en insuficiencia cardíaca.  En estos casos el corazón se dilata y comienzan a aparecer síntomas como fatiga e hinchazón de pies.
  • Otra complicación cada vez más frecuente, es el deterioro de la función del riñón, que puede llevar a la necesidad de tratamientos como la diálisis o el transplante renal.
  • Probablemente el infarto cerebral y la hemorragia intracerebral sean las complicaciones más temidas de la hipertensión arterial. Si el déficit neurológico dura menos de 24 hs se lo denomina “accidente isquémico transitorio” y son situaciones que duran menos de 60 minutos en la mitad de los casos, pero son predictores de accidente cerebro vascular definitivo. De hecho el 30% de los eventos cerebro vasculares agudos son precedidos por accidente transitorio. Una de cada 30 o 40 personas mayores de 75 años padecen esta enfermedad, y entre ellos los hipertensos tienen de 2 a 4 veces más posibilidad de desarrollarla.
  • Menos conocido es el hecho que por la edad, y acentuado por la hipertensión arterial, muchas personas sufren pequeñas lesiones cerebrales y degeneración de las fibras del cerebro, que hoy pueden ser detectadas por la Resonancia Magnética Nuclear. Estas lesiones son muchas veces asintomáticas pero su acumulación puede llevar a alteraciones cognitivas importantes. Técnicamente se denominan “infarto lacunar” y “leucoaraiosis”.
Buenas noticias para el control de la enfermedad
Sin embargo, hoy en día, podemos lograr un buen control de la presión arterial (menos de 140/90 mm Hg), en casi el 70% de los pacientes.

Para ello es fundamental la consulta al médico y que el paciente cumpla con las indicaciones de cuidado personal (dieta, ejercicio, moderación en el consumo de alcohol y no fumar), así como en el cumplimiento de la toma de la medicación indicada.
En el 30% de los pacientes, ya sea por tratarse de hipertensión más severa, intolerancia a la medicación, u otras causas, no se puede alcanzar una presión arterial normal (menos de 140/90 mmHg). En estos casos, cabe recordar que toda reducción de la presión arterial brinda beneficios y que cuanto más cerca de la normalidad se esté, mayor será el mismo.
Dr. Alberto Villamil
Jefe Sección Hipertensión Arterial del ICBA
2012
Instituto Cardiovascular
de Buenos Aires
Dirección
Av del Libertador 6302
Buenos Aires - Argentina
011 4787-7500
www.icba.com.arinfo@icba.com.ar





Azitromicina . . . 




y riesgo de muerte cardiovascular.

Enviado por Red-ALAAI.

Dr. J.C.Amatucci .

La azitromicina, un antibiótico macrólido de amplio espectro, que se considera relativamente libre de efectos cardiotóxicos. Sin embargo, las drogas estrechamente relacionadas como eritromicina y claritromicina puede aumentar el riesgo de arritmias ventriculares graves y se asocian con un mayor riesgo de muerte súbita. 

Por otra parte, la evidencia acumulada sugiere que la azitromicina puede también tener efectos proarrítmicos. Hay por lo menos siete informes publicados en pacientes con intervalos QT basales normales en los que la azitromicina produjo arritmias relacionadas con los efectos adversos cardíacos, incluyendo pronunciada prolongación del intervalo QT y taquicardia ventricular polimórfica en ausencia de prolongación de intervalo QT.

Debido a que las arritmias ventriculares notificados en relación con el uso de azitromicina son a menudo rápidamente mortales, se realizó un estudio de cohorte retrospectivo de la mortalidad entre los pacientes que utilizan este antibiótico. La hipótesis fue que los pacientes que tomaron la azitromicina, en comparación con las personas que no tomaron antibióticos y con los pacientes que tomaron otros antibióticos, tienen un mayor riesgo de muerte cardiovascular, particularmente muerte súbita.

Wayne A. Ray, Ph.D., Katherine T. Murray, M.D., Kathi Hall, B.S., Patrick G. Arbogast, Ph.D., and C. Michael Stein, M.B., Ch.B. Azithromycin and the Risk of Cardiovascular Death.