domingo, 15 de abril de 2012

Doctor Juan Carlo Amatucci.

Las pruebas del parche cutáneo son útiles antes de los procedimientos de implantes protésicos‏.



Autor: Rod Franklin

Enviado: por Red SLAAI.
Las pruebas del parche para pronosticar la posibilidad de dermatitis alérgica por contacto antes de la implantación de un dispositivo de prótesis son apropiadas en los casos en que el paciente tiene un antecedente de hipersensibilidad a determinadas aleaciones metálicas, señala un estudio retrospectivo de 72 pacientes sometidos a operaciones ortopédicas.
La Dra. Natasha Atanaskova Mesinkovska, PhD, del Departamento de Dermatología y del Departamento de Dermatología—Instituto de Cirugía Plástica, Cleveland Clinic, Ohio, y sus colaboradores, en un artículo publicado recientemente en la versión en línea de Archives of Dermatology, llegan a la conclusión de que, no obstante, cuando las pruebas del parche se utilizan después del procedimiento de implante para detectar complicaciones alérgicas como artralgia crónica o erupciones cutáneas, los resultados positivos son una señal menos inequívoca para proceder a la retirada de la prótesis.
Los autores informan que en cada uno de 21 casos en los cuales los datos preoperatorios de hipersensibilidad dieron por resultado enmiendas de procedimientos, los resultados de los pacientes fueron satisfactorios. Cuando se confirmó la hipersensibilidad a los metales mediante las pruebas del parche en el periodo postoperatorio, también se observaron resultados favorables en los pacientes que optaron porque se les retirase sus dispositivos, en tanto que los que optaron por dejar su prótesis intacta sospechada continuaron con síntomas.
Sin embargo, los investigadores advirtieron no poner demasiado énfasis en la hipersensibilidad a los metales al diagnosticar la dermatitis alérgica en el periodo postoperatorio, dado que el trastorno también puede ser desencadenado por plásticos que estimulan el cartílago en algunos implantes o por el cemento que se utiliza para fijar los implantes en el tejido óseo.
Se revisaron los expedientes clínicos de los pacientes que se sometieron a pruebas del parche junto con implantación de dispositivos como artroplastias de la rodilla o de la cadera, implantes de la columna vertebral o barras de Nuss en el Departamento de Dermatología de la Cleveland Clinic entre el 1 de enero de 2003 y el 31 de diciembre de 2010. Treinta y un pacientes recibieron pruebas del parche antes de la intervención quirúrgica y a 41 se les administraron las pruebas después de la implantación para tratar de diagnosticar las complicaciones. Todos los pacientes cuyos expedientes fueron analizados recibieron pruebas del parche por medio de la detección sistemática estándar, según lo estipuló el Grupo de Dermatitis de Contacto Norteamericano, y de las bandejas de prótesis.
De los pacientes del grupo preoperatorio, 68% (21 de 31) mostraron hipersensibilidad positiva en la prueba del parche al menos para un metal y 15 pacientes (48%) reaccionaron a más de un metal. Se identificó el níquel como el alergeno más problemático en 52% de los pacientes, seguido del paladio en 32% de los casos. Todos los que tuvieron pruebas positivas tuvieron más posibilidades de tener un antecedente documentado de hipersensibilidad a la aleación metálica por la exposición a objetos como bisutería o hebillas de cinturones que los 10 pacientes del grupo que no resultaron positivos en la prueba (70%; p = 0,03).
En cada uno de los 21 casos en los cuales las pruebas del parche positivas motivaron a los cirujanos para optar por un implante libre de alergeno elaborado con aleación de óxido de circonio o de titanio, no se observó ninguna dermatitis por contacto subsiguiente.
El principal motivo para las pruebas del parche en el grupo posquirúrgico fue el dolor crónico en la zona quirúrgica, mismo que fue comunicado por 59% (24 de 41) de los pacientes. 
Estas personas también mostraron dermatitis circunscrita o generalizada, prurito local, edema y relajación de la articulación. 
Además de la hipersensibilidad a los metales, se valoraron los factores causantes como la infección o la falla mecánica del dispositivo. 
Un menor número de pruebas del parche positivas (37% o 15 de 41) se registraron en este grupo y, de nuevo, el níquel fue el alergeno identificado con más frecuencia. Los pacientes también mostraron sensibilidad a cobalto, paladio, cromo e indio.
Los síntomas desaparecieron en seis de los 10 pacientes que recibieron las pruebas del parche en el periodo postoperatorio en quienes se habían retirado los dispositivos protésicos sospechados. Los cuatro pacientes restantes siguieron presentando complicaciones.
Los investigadores reconocieron como una limitación del estudio el tamaño pequeño de la muestra así como la falta de un grupo de comparación en quienes los cirujanos «descartaron los resultados de las pruebas del parche». Además, en un editorial concomitante el Dr. Christen Mowad, del Geisinger Medical Center, Danville, Pensilvania, hizo notar que las pruebas del parche se llevan a cabo no en el interior del cuerpo, sino en un medio ambiente de tejido cutáneo.
Señala:
«Por tanto, la prueba podría no reproducir o desencadenar la misma respuesta que la de un metal presente dentro de un espacio articular».
Así mismo, continúa el Dr. Mowad, los resultados de la prueba del parche en el periodo postoperatorio siempre han de valorarse dentro de un contexto diagnóstico exhaustivamente inclusivo. 
«Cuando los resultados de la prueba del parche en el periodo postoperatorio son positivos, 
¿fue el problema articular el que causó la alergia? 
¿Fue la alergia la que produjo el problema articular? ¿Están relacionados?».
El Dr. Mowad recomienda que se lleve a cabo un estudio interdisciplinario prospectivo sobre las pruebas del parche aplicadas tanto antes como después de las operaciones de implante y que se hagan comparaciones entre los pacientes que reciben las pruebas del parche y aquellos en quienes no se aplican las pruebas.
Dos colaboradores que intervinieron en el estudio comunicaron relaciones considerables con compañías farmacéuticas y oficinas de conferencistas, pero ninguna de relevancia económica directa para el trabajo publicado. Los otros autores del artículo y del editorial han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
Referencias:
Arch Dermatol. Published online February 20, 2012.

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